Desde hace un tiempo me vengo fijando en que cada vez se usa más la palabra ‘talento’. Está en los concursos de la televisión, en las redes, en el discurso social, incluso en la publicidad, o en la literatura… Y, sobre todo, es uno de esos temas que siempre aparecen, directa o indirectamente, en los debates sobre la Educación.
Y, bueno, en mi opinión, uno de los objetivos fundamentales que debe perseguir un sistema educativo es, precisamente, el desarrollo del talento propio de cada niña o niño.
El talento es la capacidad innata de cada persona para desarrollar una determinada actividad. La palabra viene prestada del talentum, una moneda de oro antigua, y el concepto, de la aptitud que se tenía, o no, para administrarla y hacer crecer esa riqueza. De ahí se amplió a las dotes naturales que cada uno tiene para desarrollar una actividad, y que deben aprovecharse…
Una capacidad natural
El talento, pues, es una capacidad natural, y no se puede forzar. No es como la pericia, por ejemplo, que sí se puede entrenar. El talento para algo se tiene, o no; y lo único que se puede hacer en la vida es, primero, identificarlo; y luego, desarrollarlo en su propio cauce. Pues, muchas veces, quien es bueno en una cosa puede ser torpe en otra; o quien es la negación misma de una actividad, puede ser sublime en alguna otra… Hace poco se hizo viral este video, pues ilustra esta idea en un minuto escaso.
La tecnología puede ayudar
Y ahí es donde los maestros, los tutores, todas las personas implicadas en el sistema educativo, tienen una importancia primordial. Y ahí es donde la tecnología, en mi opinión, puede ayudar muchísimo.
La tecnología es una herramienta transversal que se puede aplicar a todo, desde la ciencia hasta el deporte, o el arte. Podemos verla como el caudal de un río principal, en el cual, poco a poco, cada niño o niña irá encontrando su propio flujo. En mis clases y talleres lo veo muy claro. Empezamos a trabajar en un proyecto, y poco a poco me voy dando cuenta que a cada alumno o alumna ‘se le da mejor’ una faceta, u otra. Unos tienden a la programación, otros son mas prácticos, o mas teóricos, otros se centran en el diseño…
Poco a poco, el grupo, el río principal, se va convirtiendo en muchos arroyos que corren paralelos. ¿Y cuál es mi misión como profesora? Pues, simplemente, ayudar a esos caudales; ahondarlos y guiarlos para que entreguen toda su agua al proyecto. principal. Ayudar a mis alumnos y alumnas, en fin, a desarrollar sus talentos particulares, y enseñarlos a la convivencia productiva con los otros. Que es, en definitiva, a lo que llamamos trabajar en equipo…