El niño ya te está pidiendo una tablet. Tú te mantienes firme. Puede que sea algo generacional, pero todavía somos padres y madres que pensamos que a los, digamos… seis a ocho años, es demasiado temprano. Ya habrá tiempo, ahora debe jugar con cosas ‘reales’. Pelotas, muñecas, canicas, amigos…
Y le razonas, pero los niños no entienden, claro, de modo al final llega el clásico “Que no”.
Pero entonces, un día, vas caminando por el supermercado, con alguna fecha próxima en tu calendario mental (cumpleaños, reyes, si saca buenas notas…), y la ves.
Una tablet para niños. Entre todas la tablets ‘de verdad’, una (en realidad, varias) para ellos. Una tablet auténtica, ya no aquellas de plástico, pantallas pixeladas y voces metálicas con que hasta ahora los has acallado; sino una con pantalla táctil y todo lo demás. Con un poco menos de capacidad que las ‘normales’, pero perfectamente montada “para lo que ellos la van a utilizar”. Incluso con Android, un sistema operativo completo.
Y además, barata. Nunca pensaste que una tablet pudiera costar menos de 100 euros, pero ahí está. Y entonces tu convicción se resquebraja. Bueno, ¿y por qué no..? ¿Y si así me quito el cumpleaños de encima..? ¿No será esto mejor que la enésima Monster o princesa de plástico que tiene como opción alternativa? Y están las aplicaciones (que dan para otro post, o para muchos). Las hay para todas las edades, y de todas las temáticas y propósitos, casi todas con algo educativo, muchas gratuitas; y las que no, realmente baratas…
Y es que, tal vez…
Por otro lado, en definitiva, a esa edad ya los niños saben usar todos esos aparatos. No entiendes cómo, pero cuando les cae en las manos un móvil, una tablet, o lo que sea, no necesitan ni manual ni tutoriales; en unos minutos ya comienzan a hacer cosas. Tal vez es uno el que se está oponiendo a algo ‘natural’ en esta época. A estas alturas, en su colegio algunos niños ya tienen una tablet y la manejan bien. Pensándolo un poco, tal vez no sea malo que empiece pronto con estas cosas, que se quede atrás, pues a saber cómo será el mundo en que tendrá que vivir. Si hasta ya en algunas escuelas empiezan a pensar en introducir estos aparatos…
Al final, la compré. Ya la tiene desde hace un tiempo y la domina a niveles que me asombran. Creo que he tenido suerte. Juega, pero también mueve ficheros, hace carpetas, abre sesión, está al tanto de la batería, dibuja… La tablet no ha sustituido, por ahora, los juegos con las amigas, o patinar, o pasarse el día en la playa durante el verano. Algunos juegos son solo eso, simple entretenimiento, pero es cierto que con otros aprende muchas cosas.
Y además, ha sido extraño, pero creo que al final, de una forma curiosa, con la tablet se ha integrado un poco mas con nosotros. Al principio achacaba exclusivamente a un capricho su deseo de tener el aparato. Culpaba a la televisión y sus anuncios, a los padres de los niños que ya la tenían. Pero no me había dado cuenta de un detalle: los niños imitan a los adultos, y nosotros somos los primeros que estamos pegados a los aparatos. Yo trabajo mucho con el ordenador y la tablet; mi esposo, también; muchos amigos los tienen, los usan (mínimo el smartphone); y es lo que ve cuando la llevamos a nuestros trabajos.
No solo juegos
Estos artilugios, en definitiva, son parte de nuestra forma de vivir, de lo que ella ve cuando mira a sus padres. Y de la misma forma que desde siempre le encantó ponerse nuestra ropa y zapatos, mis maquillajes y collares (por ejemplo), de cierto modo también quería en eso parecerse a nosotros, formar parte de la tribu.
Ahora, por fin, también ella tiene su aparato con sus cosas, su mundo digital parecido al nuestro. Y hay momentos para todo. A veces, en las tardes de invierno sin salir de casa, hemos estado sentados alrededor del sofá con nuestros respectivos artefactos. A veces pintamos, o le enseño videos y música en Youtube, la mando a buscar en Google cosas que pregunta…
En fin, la vida siempre es mas compleja de lo que uno planea, ¿no es cierto? ¿Cuál es vuestra opinión?, ¿qué experiencia tenéis en este tema?
