Si la tecnología es ya omnipresente en nuestras vidas, y la utilizamos por igual hombres y mujeres, entonces… ¿Por qué no hay presencia femenina aprovechando las oportunidades que nos brinda, y va a brindar a los jóvenes en un futuro? ¿Por qué en las carreras STEM hay muy pocas chicas?
Sobre estos temas trató mi charla ‘La Ciencia en Femenina‘, que tuvo lugar el pasado 22 de noviembre, en el Centro Comercial Torrecárdenas de Almería, ante alrededor de 30 alumnos de un instituto de la provincia.
La revolución tecnológica
Los expertos coinciden en que nuestro futuro estará cada vez mas relacionado con la tecnología. Y los datos son llamativos. Se van a crear más de un millón de empleos STEM en España, en los próximos años. La gran mayoría de las empresas tienen, hoy por hoy, grandes dificultades para encontrar profesionales. Muchos de los empleos que conocemos ahora van a desaparecer, dando paso a otras oportunidades profesionales. Estamos ya inmersos en la cuarta revolución industrial ( la Industria 4.0, le dicen) y…, ¡si no eres digital no existes!
Hemos pasado de automatizar procesos y tareas repetitivas, a la predicción y el tratamiento de los datos que se generan en todos los ámbitos y sectores empresariales. Hay que manejar, controlar y procesar los datos, y, por lo tanto, se necesitan profesionales con conocimientos en robótica, programación, seguridad informática…
Por lo tanto, qué podemos hacer nosotros para ayudar y preparar a nuestros hijos, a los jóvenes, que dentro de unos años se incorporarán al mundo laboral. Un mundo lleno de retos, incierto, conectado y competitivo.
Oportunidades y estereotipos
En primer lugar, debemos ver que la tecnología, en sí misma, es nuestra aliada, no el enemigo. Debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen todos esto avances, y empezar a desarrollar nuevas habilidades y competencias digitales en nuestros jóvenes. Detectar qué quieren ser, en qué son buenos, qué les gusta… Y empezar, desde ya, a prepararlos y acompañarlos en este viaje de descubrimiento y de experiencias.
La verdad es que muchas veces, cuando las chicas escuchan palabras como ‘Industria 4.0’, robótica, programación…, les viene a la mente: «Eso es cosa de chicos». Bloquean su mente y se alejan, no siguen aprendiendo. Históricamente, la sociedad ha puesto una barrera en su mente. Y si hablamos de las vocaciones #STEM, nos encontramos también con un problema de terminología. A veces, solo con escuchar la palabra ‘tecnología’ se genera miedo, rechazo; se asocia a un problema muy profundo. Vienen a la cabeza muchos estereotipos.
Los estereotipos son modelos o patrones de conducta que definen cómo deben ser, actuar, pensar y sentir los hombres y las mujeres en una sociedad. Atributos o características que se asignan a mujeres y hombres, que los diferencian. Son transmitidos y recibidos a través de los procesos de socialización, la crianza y la ‘comunicación de masas’, o por medio de la estructura social en el cual se han desenvuelto las personas durante toda su vida. Es por ello que los estereotipos de género son muy resistentes al cambio, y cuesta mucho tiempo erradicarlos.
En mi casa, los estereotipos NO existen. Mi marido es Físico, pero hemos sido cuidadosos con eso: Cuando mi hija ve un robot, automáticamente piensa en mamá. Si se rompe un juguete, o hay que instalar un programa me llama. Pero, claro, mi situación no es común. Incluso, en muchas de mis amistades me llaman a mí para consultarme o pedirme ayuda sobre esto.
Y eso se nota, desde luego, en la forma de educar a nuestros hijos, en cómo nos movemos y comportamos. No se trata de hacer que nuestras hijas salgan todas ingenieras, sino de que vean a las mujeres de la familia como capaces de realizar cualquier actividad, de manera natural. Nuestra hija, después de todo, puede que al final salga artista. Pero será por su vocación, y dentro de su ámbito, no verá ninguna actividad como ajena por cuestiones de género. Esa es la clave.
Debemos trabajar desde edades muy tempranas, pues, los estereotipos negativos relacionados con la ciencia y tecnología, con los jóvenes y también con las familias. La tecnología no entiende de género, y es una buena herramienta para este propósito educativo.
Y, además, nos puede servir como una oportunidad laboral, y para divertirnos y crear nuestros propios inventos. Por ejemplo, te muestro el caso de Simone Giertz y su canal de YouTube https://www.youtube.com/channel/UC3KEoMzNz8eYnwBC34RaKCQ. Ella estudió ingeniería física en Estocolmo, pero lo dejó y acabó dedicándose a diseñar “robots de mierda” (como ella los llama).
Inspirar, educar y empoderar a las jóvenes
Cuando hablo con las familias, intento inspirarlas y romper esos clichés que a veces nos hacemos de las personas, y transmitimos a los que nos rodean. ¡Incluso desde el cariño, y sin ser conscientes!
Y cuando hablo con las chicas, y sale la conversación, siempre les digo: «Se puede ser guapa, simpática, gustarte la música, el arte, y, además, ser programadora. Una cosa no impide la otra, ni tampoco la condiciona«.
Por suerte, las editoriales, empresas e instituciones ya están trabajando en este sentido, con diferentes formatos: campus, talleres, clases extraescolares… Y entre ellas destaco la iniciativa STEM Talent Girl, que sigo desde hace dos años. Es un proyecto educativo de ASTI Talent and Technology Foundation, y tiene como objetivo fomentar el talento y las vocaciones científicas y tecnológicas en las chicas. Además, tiene una red de mentoras para inspirar, educar y empoderar a las niñas, jóvenes y mujeres para que desarrollen un futuro profesional en las áreas STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés).
Y así, pude participar en la charla ‘La ciencia es femenina’, que organizaron en Almería en el CC Torrecárdenas (empresa implicada a través de su Responsabilidad Social con la Fundación), para los alumnos de 2º de la ESO. Durante una hora les estuve hablando a estos chicos y chicas sobre el gran reto que tienen por delante, sobre cómo superar los estereotipos, sobre la necesidad de aprender a trabajar en equipos multidisciplinares.
«Da igual a lo que te dediques», les dije, «la tecnología va estar presente en menor o mayor medida. Todos tenemos que saber de competencias digitales, y no podemos perder el talento femenino por el camino. Todos tenemos las mismas capacidades, y solo hay qué descubrir qué es lo que te gusta, qué se te da bien y qué es lo que más te apasiona, porque a eso es lo que le debes poner todo el cariño del mundo. Y si tienes pasión, y te esfuerzas, se te va a dar bien al final».