Llegué al mundo de la programación hace más de 20 años, y eso, en este ámbito de la tecnología con sus avances y cambios constantes, es casi una eternidad. He visto los comienzos del desarrollo exponencial de las tecnologías de la información, el nacimiento y declive de lenguajes y plataformas, la aparición de conceptos y su transformación en realidades que ya llevamos incluso en nuestros bolsillos…
Y tengo que confesar que desde siempre me ha llamado la atención la persistencia de varios mitos y conceptos erróneos sobre sobre este mundo. Ideas que, por alguna razón u otra, se han metido en el tejido cultural de la sociedad, y que, incluso, pueden resultar realmente desalentadores.
Mitos, por ejemplo, como que la codificación es cosa sólo de genios, o que su aprendizaje es difícil y solo al alcance de algunos cerebros privilegiados. Y no digo que la codificación sea algo ‘simple’, ni que no requiera un aprendizaje y una práctica, pero lo cierto es que se trata de una habilidad que cualquiera puede adquirir y trabajar, independientemente de su género o cualquier otra característica humana…
Mitos y realidades
No es un tema que debamos tomarnos a la ligera, pues estos conceptos (en su mayoría erróneos o exagerados), pueden desalentar a nuestros hijos e hijas de aprender a programar, o interesarse por cualquier otra habilidad técnica relacionada con la tecnología.
Así pues, en este artículo abordaré algunos de los mitos y conceptos erróneos más comunes sobre este mundo de la programación.
1. La programación es sólo para personas ‘muy inteligentes’.
La verdad es que cualquiera que tenga el deseo y la voluntad de trabajar duro, puede aprender a programar. La codificación, simplemente, habla un lenguaje que te permite comunicarte con una máquina para completar una tarea. Y este lenguaje tiene su propio vocabulario, su lógica y su gramática. Como todos.
Existen muchos lenguajes de código, y es cierto que al principio pueden parecer complicados y difíciles de aprender. Pero los lenguajes de programación modernos están diseñados para ser lógicos y fáciles de entender. Y existen diferentes plataformas y herramientas que facilitan su aprendizaje desde edades muy tempranas.
En el Laboratorio Mom&Geek organizamos actividades para niños y niñas a partir de los 6 años, con el objetivo de acercarles este mundo y que disfruten de la experiencia en familia. Con esto logramos derribar muchas prejuicios sociales y culturales que tenemos.
2. La codificación es aburrida.
Cuando observamos a nuestros hijos/as con sus dispositivos, ¿los vemos aburridos? Todo lo contrario. De hecho, a veces nos llama la atención que pasan ‘demasiadas horas’ frente a la pantalla, viendo contenidos, comunicándose, jugando…
Pues cuando estamos programando, simplemente estamos realizando un uso diferente del mismo dispositivo. Dejamos de ser meros espectadores y pasamos a un papel más activo. Estamos creando con la tecnología, y no me refiero sólo a programar, podemos estar diseñando un personaje, o escribiendo un guión para un videojuego…
Programar es sólo una parte de todo un proceso. Por ejemplo, para hacer un videojuego tenemos que saber previamente su narrativa, los personajes que intervienen y cómo se van a comportar, los recursos que necesitamos…
Aprendiendo a codificar, trabajamos en realidad la creatividad, pues así podemos construir algo útil para nosotros, y para los demás. Además, el dominio de la programación nos permite sumergirnos en casi cualquier área del conocimiento (desde las matemáticas hasta el inglés, o el arte …) que le interese a tu hijo/a. ¿Cómo puede ser eso aburrido?
3. La codificación aumenta el tiempo frente a la pantalla.
Sin duda, este es uno de los mitos más extendidos: el aprendizaje de códigos aumenta el tiempo de pantalla de los niños. Y muchas familias no son conscientes de que la programación, en realidad, puede ayudar a sus hijos a pasar menos tiempo consumiendo contenido frente a la pantalla.
La codificación permite a los niños centrarse más en actividades educativas, o creativas. En cómo resolver un problema, o crear un proyecto, en lugar de pasar el tiempo en juegos frívolos, o mirar videos. Les permite practicar sus habilidades intelectuales, manteniéndolos interesados y aprendiendo, mientras reduce su exposición a otros contenidos.
4. Soy demasiado mayor para aprender a codificar.
La auténtica verdad es que nunca es demasiado tarde. La codificación es un campo cuya demanda está aumentando, y hay muchos campamentos tecnológicos, cursos de programación y recursos gratuitos en línea que enseñan a personas de todas las edades a codificar. Sólo hay que tener interés y dedicarle un tiempo al aprendizaje.
De todas formas, como la tecnología siempre está evolucionando, incluso los programadores ‘experimentados’ tienen siempre cosas nuevas que dominar, sin importar la edad que tengan. En este campo, siempre estás aprendiendo.
5. Una vez que dominas un idioma, terminas de aprender.
Esto es completamente falso. La codificación siempre está evolucionando, y en el momento en que sientas que dominas un idioma, encontrarás toneladas de cosas nuevas que aprender sobre él. Y luego tendrás que volver a volver a estudiar cosas que habías aprendido antes, porque se han actualizado.
El aprendizaje nunca se detiene, y es importante mantenerse al día en las mejores prácticas. De lo contrario, terminarás conociendo sólo un software obsoleto que ya nadie usa…
6. La codificación es para hombres.
Una de las ideas más tontas de que he escuchado en mi vida.
Es cierto que, por razones históricas y sociales, la industria del software está dominada por los hombres. Y mucha gente piensa, incluso, que para convertirse en programador debes ser un genio en matemáticas, en ciencias, y en el uso de habilidades lógicas y analíticas que las mujeres no pueden manejar.
Bueno, estos argumentos caen por su propio peso sólo con mencionar que la primera programadora del mundo fue Ada Lovelace, una mujer, ¿no?
Los ejemplos se multiplican. Grace Murray Hopper desarrolló el primer compilador de un lenguaje de programación, Adele Goldstine ayudó a crear la primera computadora digital electrónica del mundo, Jean E. Sammet desarrolló el lenguaje de programación FORMAC, una variación de FORTRAN… Todas ellas son programadoras influyentes, e inspiraron a otras mujeres a ingresar en este campo.
Conclusión.
Cualquier persona (sin importar su edad, sexo, etc.) puede aprender a programar, y este aprendizaje sólo dependerá del interés que se ponga en ello.
Lo importante, en realidad, es cómo vas a vivir este proceso, y buscarle un sentido, una motivación. Lo que para mí es divertido, no tiene que serlo para ti, pero en este mundo de la tecnología todos podemos encontrar algo que nos interese. Unos querrán aprender a programar para construir robots, otros para crear videojuegos…
No se trata de ser más o menos inteligente, sino de la dedicación, la creatividad, y la capacidad de aprender a pensar para resolver problemas. Lo demás, son mitos.
Si estás buscando un curso de programación para tu hijo/a, te recomiendo este artículo: Cómo elegir una buena actividad de programación.