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La pasada semana, del jueves 14 al sábado 16 de noviembre, la Universidad de Almería acogió la tercera edición de Ideas Factory. Se trata de un certamen de ideas emprendedoras, dirigido a la comunidad universitaria, y basado en la metodología ‘Open Innovation’, en el que se crea un entorno propicio para la innovación abierta, el surgimiento de ideas, y su conversión en proyectos. Y he participado como jurado, junto con otros tres miembros relacionados con el mundo de la innovación y del emprendimiento. Ha sido una experiencia que, sin duda, me ha enriquecido mucho.

Ideas Factory es un maratón de 48 horas de innovación. En él, los participantes trabajan en equipos sus ideas sociales, o de negocio, para transformarlas en proyectos convincentes. Durante este tiempo tienen el apoyo de más de 25 mentores de distintas disciplinas, con los que intercambian conocimientos y experiencias. Finalmente, el último día presentan su trabajo a un jurado de empresarios y directivos; y se entrega un premio y varias menciones.

Este año se inscribieron 124 ideas, por parte de 69 estudiantes (35 hombres y 34 mujeres), de 19 titulaciones de la Universidad. Entre ellos se seleccionaron a 38 estudiantes de 15 titulaciones, que votaron y eligieron las diez ideas más interesantes. En general, resultaron actividades de temáticas muy variadas, casi todas vinculadas con problemas sociales o medioambientales, y, cómo no, con la tecnología.

A partir de entonces, se formaron los equipos y comenzaron a trabajar para convertirlas en diez proyectos convincentes y atractivos

Colaboración

Lo primero que me llamó la atención en este evento, es que se presentaron jóvenes de todas las áreas, Desde universitarios del primer curso hasta personas que están ya realizando un master. Gente de Psicología, de Empresariales, de Ingeniería… Esto me reafirmó en una convicción que vengo formándome desde hace un tiempo: No importa lo que estudies, lo importante es estar dispuesto a pasar días enteros trabajando en equipo y desarrollando unas ideas. En este caso, muchos participantes, sin tener conocimientos de cómo elaborar un plan de empresa, o de tecnología, trabajaron con sus compañeros y llegaron a desarrollar un proyecto, desde la primera idea hasta plasmarlo en una presentación. Incluso, salieron a la calle ha preguntar a las empresas relacionadas con su idea. 

Este tipo de proyectos se enriquecen porque se unen distintas visiones. De hecho, algunas ideas se basaban en experiencias personales, pero el equipo ayudó a darles forma. Además, durante todo el proceso varios profesionales de distintas disciplinas los han ayudado a desarrollarlas, a sacar adelante procesos tales como el plan de empresa, o cómo presentar el proyecto y defenderlo ante un jurado…

La evaluación

¿Y qué se evalúa en Ideas Factory? Teníamos varios criterios de evaluación. Hemos tenido en cuenta la puesta en marcha, por ejemplo, cómo pasaban de una idea a un proyecto en menos de tres días, y lo cerca que el equipo ha estado de la realidad. También nos hemos fijado en el modelo de negocio, que debía quedar bien explicado en la presentación; y en la validación de la idea por parte de empresas o expertos.

Además, hemos evaluado la ejecución, la fuerza del equipo, puesta a prueba durante 48 horas. No mirábamos tanto la parte técnica, como la historia y la idea bien construida. Y, finalmente, el equipo. ¿Estaba equilibrado el equipo? ¿Cómo han dividido el trabajo…?

Esperanza

Como miembro del jurado de esta edición, además, he podido vivir de cerca cómo la educación está cambiando con los nuevos tiempos, y se acerca al mundo empresarial.

La experiencia, ya digo, me ha encantado, y me ha enriquecido. Las temáticas han tratado temas muy actuales: reciclaje, economía colaborativa, sensibilización con la tercera edad, medio ambiente, tecnología…. Buenas noticias para el ánimo, en estos momentos donde nuestro mundo, nuestra cotidianidad, parece amenazada desde tantos frentes. A mí, en Ideas Factory, me ha parecido que hay esperanzas.

Fotos cortesía de Ideas Factory